Miembro de la Academia Francesa a la que fue elegido en 1936 para el asiento número 39.
Durante la Primera Guerra Mundial, no estuvo en el frente por razones de salud, consagrándose desde entonces a la literatura.
Jugó un apel importante en el resurgimiento del periódico Le Figaro, durante el proceso de la liberación.
Pesimista de naturaleza, fue un escritor que se caracterizó por no atender las convenciones como lo demostró en su novela La Bonifas (homosexualidad femenina) y en su obra cumbre, Silbermann.
Sin ser antisemita declarado, Lacretelle compartió las teorías racistas de Gobineau, según puede verse en Le Demi-Dieu ou le voyage de Grèce, Paris, Grasset, 1930, I, p. 18.