Una inversión térmica puede llevar a que la contaminación aérea, como el smog o la Calima, quede atrapada cerca del suelo, con efectos nocivos para la salud.
También este fenómeno puede originar granizadas si el ascenso por convección alcanza una altura donde la temperatura sea muy fría.
Esto puede ser cuestión de horas, pero en condiciones meteorológicas desfavorables la inversión puede persistir durante días.
Aunque los anticiclones suelen estar limpios de nubes cuando las capas de subinversión y la superficie están secas (sobre interiores continentales y desiertos), las inversiones térmicas pueden atrapar nubes, humedad, contaminación y polen de capas próximas a la superficie, pues interrumpen la elevación del aire desde las capas bajas.
La mala calidad del aire a que ello da lugar aumenta la tasa de asma y otras afecciones respiratorias e incluso eleva la mortalidad.
Esta clase de inversiones que atrapan la contaminación pueden durar varios días en verano.
En zonas cercanas a ríos, lagos o mares, su aparición es altamente probable, lo que dificulta el transporte, tanto marítimo como terrestre.
Las brisas son poco comunes durante una inversión, lo que contribuye a intensificar estas situaciones.
En algunas escuelas se cambian los horarios, incluso los de recreo, para que los alumnos salgan cuando el calor redujo a gran escala la inversión térmica.
Si es necesario salir del hogar muy temprano, se debe utilizar bufanda o cubrebocas para no inhalar este tipo de partículas.