Según el Censo Nacional de 2012 unos 1100 suecos viven en Costa Rica, mayormente profesionales y pensionados.
Durante las primeras décadas la inmigración sueca fue limitada ya que el país prefería la migración alemana, italiana, francesa y británica.
[2] A finales del siglo XIX Costa Rica se popularizó como un destino de migrantes suecos atraídos por su política, economía y clima benignos.
Los sueco-costarricenses son menos numerosos que los costarricenses de origen hispano o italiano, la mayoría se concentran en áreas urbanas.
Muchos inmigrantes suecos fueron misioneros luteranos por lo que la mayoría practica esta religión, otros también son pentecostales y ateos.