Infierno, canto vigesimoctavo

Canto XXVIII, nel quale tratta le qualitadi de la nona bolgia, dove l'auttore vide punire coloro che commisero scandali, è seminatori di scisma e discordia e d'ogne altro male operare.

El canto se abre con Dante que se encuentra en dificultad para describir bien la sangre y las heridas que ve en esta fosa, preanunciada al final del canto precedente como aquella donde "la falta se purga / de quienes dividiendo ganan su culpa", es decir de aquellos que tuvieron la culpa en crear divisiones y discordias entre las personas.

A Dante le faltan la lengua (entendida como palabras que se adapten a la situación) y la capacidad compresora para poder entender lo que ve, entonces recurre a una larga imagen figurada: si se pudiese juntar toda la gente que en la tierra de Apulia (entendida en sentido amplio, como sur de Italia), sujeta a la Fortuna, que sintió el golpe y el dolor como la propia sangre por las guerras violentas, y si todas estas alzasen sus miembros cortados, nada sería suficiente para igualar a la novena fosa llena de almas mutiladas.

El condenado pregunta después quién es Dante, si es un condenado que persiste por llegar al lugar de su pena, y Virgilio responde por él: "Ni muerte lo alcanzó aún, ni culpa lo lleva", es decir no es muerto ni condenado, pero con su guía debe tener una "experiencia plena" del Infierno giro por giro, y aquello es verdad tal como su habla.

Mahoma queda con un pie suspendido entre un paso y el otro (imagen mal realizada de Dante, según muchos críticos, pero que quizás fue señalada para ridiculizar todavía más al condenado) y se apura a hacer una recomendación a Fray Dulcino para que Dante la reporte cuando vuelva al mundo.

Solo después de haber hablado Mahoma puede apoyar el pie y seguir su camino.

Es decir, ellos estarán ya muertos cuando el barco pasará por Focara, sede de proverbiales tormentas.

Dante quedó dubitativo sobre quien es el condenado que tiene tal visión de Rímini, y por esto pide explicación.

Y yo agregué: Y la muerte de tu casta; por lo que, sumando duelo a duelo, Es Mosca de los Lamberti, ya citado entre los golosos en el episodio de Ciacco y que aquí es recordado con la frase Lo hecho, hecho está, entendida como solo las cosas cumplidas tiene un fin, el titubear no lleva a nada (no es casualidad que esté junto a Curión, en este caso su homólogo antiguo).

Dante en este episodio le recuerda bruscamente cómo también los Lamberti, gibelinos, sufrieron el mismo destino que los Uberti, siendo exterminados y exiliados durante las luchas de aquel período (tanto que fueron perseguidos obstinadamente por los güelfos durante la victoria de Benevento); a esta triste mención el condenado se alejó entristecido y fuera de sí.

Dante hace referencia a irse (en el próximo canto explicara porqué) y ve una cosa que, si la contase sin testigos, nadie le creería y, si no fuese que su conciencia limpia lo hace seguro de sí mismo, no habría más hablado (Dante varias veces utiliza estos conceptos hacia el lector cuando está por describir algo particularmente prodigioso).

«Or vedi com' io mi dilacco! vedi come storpiato è Mäometto!» (XXVIII, vv. 30-31). Ilustración de Paul Gustave Doré .
Alessandro Vellutello , ilustración de la novena fosa.
Priamo della Quercia , ilustración del Canto XVIII
Pier de Medicina, ilustración d Gustave Doré
Canto 28 , Giovanni Stradano , 1587
Bertran de Born, versión cinematográfica del Infierno del 1911