Infierno, canto vigesimoséptimo

Virgilio se dirige entonces a Dante, que todavía está apoyado en la roca del puente y que debe ser tocado sobre el costado para llamarle la atención, y entonces le dice: "Habla tu; este es latino" (es decir italiano).

Dante entonces, que dice ya tener la respuesta preparada, inicia a trazar un cuadro de la Romaña del 1300, citando cinco ciudad-feudo con un terceto cada una.

Pero antes dice al condenado que la Romaña no estuvo nunca sin guerras en el corazón de sus tiranos (este desprecio sentía Dante hacia las nuevas señorías), pero ahora ningún conflicto se está manifestando.

Esto se habría cumplido si no hubiese sido por la gran peste, que lo hizo recaer en su culpa.

Además, él conoció todas las astucias y ocultas vías, con tal maestría que su fama pasaba los límites de la tierra (frase de ascendencia bíblica - Salmos, XVIII 4 - tomada también por Dino Compagni y por el Papa Martín IV cuando convocó la cruzada contra Guido protegido en Forlí, episodio bélico citado por Dante pocos versos antes).

Y me hubiera servido, pero el Príncipe de los nuevos Fariseos, es decir, aquel que es el máximo entre aquellos que aplicaban una religión puramente externa e hipócrita (Papa Bonifacio VIII), decidió hacer la guerra ("al Lettrán", sede del palacio apostólico) contra sus símiles cristianos.

De las noticias que siguen, Dante tuvo información por caminos a nosotros ignorados: el coloquio que está por describir entre Bonifacio y Guido fue probablemente secreto y si no hubiese sido por la revelación de Dante, el conductor-fraile tendría una imagen bien distinta, muriendo en santidad (así se explica su reticencia al inicio del pasaje de contar su historia a cualquier alma viva).

Cuando Guido murió vinieron a tomarlo San Francisco, titular de su orden, y un diablo.

La representación de fuerzas angélicas y diabólicas que se disputan un alma no tiene precedente teológico.

El mismo Dante dirá en el paraíso que los santos conocen la voluntad de Dios, por tal razón no irían a disputarse almas la cual suerte ya está decidida, pero tiene mucho que ver con las costumbres populares, y se la encuentra en muchas fuentes escritas e iconográficas medievales.

Véase otra creencia popular, que las personas malvadas fuesen acompañadas siempre por un diablo invisible listo a tomar su alma apenas mueran.

No se puede absolver a quien no se arrepiente, ni arrepentirse y pecar al mismo tiempo, por contradicción: con este correcto silogismo el diablo se apodera del alma de Guido, al cual dice en tono de burla: tú no creías que yo fuera un lógico, es decir una frase que suena como: "¿Te habrías esperado un diablo filósofo?".

Guido terminó así delante a Minos, que enrolló la cola ocho veces (octavo círculo) y lo destinó a aquellos del ladrón fuego, del fuego que roba los cuerpos, mordiéndose después la cola por rabia, probablemente por no poder tener enfrente al terrible Bonifacio VIII.

Virgilio le muestra a Dante las llamas de la fosa, ilustración de Paul Gustave Doré .
Bartolomeo de Fruosino, Dante y Virgilio con Guido de Montefeltro (1420 aprox.).
Priamo della Quercia , ilustración al Canto XXVII.
Bonaventura Genelli , San Francisco y el diablo se disputan a Guido de Montefeltro