Sin embargo, Blumenthal y Kadelburg cambiaron la ubicación de Lauffen al más destacado Sankt Wolfgang, donde realmente había una posada del Caballito Blanco (Gasthof Weißes Rößl) desde el año 1878.
«Wär' ick bloß nach Ahlbeck jefahren»—«Si tan sólo hubiera ido a Ahlbeck», Giesecke suspira cuando piensa en este entorno tan poco familiar y el extraño dialecto que se habla por los salvajes motañeses que habitan el Salzkammergut.
Al mismo tiempo la obra promocionó el turismo en Austria, especialmente en y alrededor de Sankt Wolfgang, con una edición contemporánea del Baedeker alabando la belleza natural de la región y describiendo el Caballito Blanco como muy bien situado frente al lago junto al barco de vapor que podía tomarse para un romántico viaje cruzando el lago Wolfgang.
Inmediatamente después se convirtió en un éxito por todo el mundo, con largas temporadas en ciudades como Londres, París, Viena, Múnich y Nueva York.
La versión en castellano se editó en Madrid: Gráfica Victoria, 1933 (empresario José Muñoz Román y libretista Emilio González del Castillo).
El público de los años cincuenta, a quienes gustaba la armonía y los placeres superficiales, saludaron ansiosos las reposiciones del espectáculo.
Sin embargo, el amor de Siedler se ve correspondido por Ottilie, quien rechaza con firmeza casarse con Sigismund, mientras Sigismund se ha enamorado de Klärchen Hinzelmann, una inocente belleza que acompaña a su profesoral padre en una gira por el Salzkammergut.
Viendo todo esto, Leopold Brandmeyer decide que ya ha tenido bastante y deja el trabajo.