Giovanni Battista Salvi da Sassoferrato

Nacido en la pequeña localidad de Sassoferrato, en la región italiana de Las Marcas, su padre, Tarquinio Salvi, modesto pintor, fue quien le ilustró en los rudimentos del arte.

Joven aún, marchó a Roma, donde conoció y fue discípulo de Domenichino, uno de los más grandes maestros del Clasicismo barroco, con quien se formó definitivamente.

Establecido definitivamente en Roma, contrajo matrimonio en 1648, naciendo al año siguiente el primogénito de la numerosa desdendencia que tuvo.

Su pintura amable y decorativa conoció enseguida el éxito entre las clases acomodadas, lo que le llevó a establecer un taller que repetiría fielmente los esquemas del maestro, hasta el punto que existen versiones prácticamente idénticas de muchos de sus cuadros; pinturas en las que, salvo el caso de algunos retratos, se ciñó a iconografías tradicionales de la Virgen María, Cristo y algunos santos.

El cardenal Flavio Chigi regaló al duque de Toscana Cosme III un Autorretrato del pintor, muestra del aprecio de que gozaba el artista en los círculos aristocráticos.