En el siglo XIX fue propiedad del pintor Vincenzo Camuccini y luego pasó al Castillo de Alnwick en el Reino Unido.
La pintura representa a una joven Virgen María jugando con el Niño Jesús y dándole claveles.
El acontecimiento tiene lugar en una ambientación doméstica con iluminación apagada, influencia del arte neerlandés.
Aunque la ventana con arcos es un paisaje con un edificio en ruinas, simbolizando la caída del mundo pagano con el nacimiento de Cristo.
Para justificar tal gasto marchó en una gira por todo el país, a Mánchester, Cardiff, Edinburgh y Barnard Castle.