Contó el mismo «Indio» Figueredo que con su primera arpa pasó cinco días practicando, encerrado en una habitación, de donde salió a tocar en una fiesta.
[4] Desde entonces, su vida se bifurcó entre la ruda cotidianidad del llano y la sublime expresión artística de la música.
En una ocasión, expresó de manera inequívoca "lo mío fue el arpa, y cuando yo principié a tocar fue una cosa extraordinaria".
[5] Ante las diferentes versiones acerca de quién lo descubrió y lo llevó a Caracas, «Indio» Figueredo confirmó que fueron Antonio Estévez, Reynaldo Espinoza Hernández y Fredy Reyna, quienes en un recorrido por el llano apureño en busca de un talento con el arpa, disfrutaron de su interpretación durante una presentación en Achaguas y le invitan a Caracas dónde fue admirado por su destreza con el arpa llanera.
El «Indio» Figueredo fue objeto de innumerables homenajes, premios y reconocimientos durante toda su trayectoria artística:[12] El invaluable legado musical de maestro Figueredo engloba tanto composiciones originales como piezas rescatadas del olvido, las cuales fueron minuciosamente arregladas y adaptadas para el arpa.
Su influencia en la música llanera es indiscutible, pues expertos coinciden en que su obra constituye un pilar fundamental sobre el cual se asienta este género musical, gracias a su destacada trayectoria y aportes innovadores.
Su generosidad se extendió al ámbito pedagógico, donde fungió como prolífico maestro impartiendo cátedra en una en una prestigiosa academia de música caraqueña desde los años 50.