Después que Letonia fuese anexada al Imperio Ruso en el siglo XVIII, la presencia rusa y ortodoxa se incrementó sustancialmente, pero la Iglesia Ortodoxa siguió siendo ajena para el pueblo letón.
A finales del siglo XVIII la Iglesia de la Natividad para el culto ortodoxo, fue construida en Riga.
[2] Durante la Primera Guerra Mundial, las propiedades de la Iglesia Ortodoxa Letona fueron confiscadas por las fuerzas de ocupación alemanas, y durante los primeros años de la Letonia independiente, el gobierno no mostró interés por reconocer a la iglesia, sospechando que esta sería una fuente soterrada para el zarismo.
Es en esta difícil situación, que Jānis Pomers, un letón étnico, fue elegido Arzobispo de Riga en 1921 del recién creado Arzobispado de Riga y toda Letonia.
[3] Los cinco años posteriores, fueron buenos para la Iglesia letona, entonces llamada Metrópolis de Riga y toda Letonia, liderada por el Metropolitano Agustín Pētersons.
En 2001, el consejó de la iglesia ortodoxa letona canonizó al arzobispo Jānis en reconocimiento a su martirio en 1934.
En 2006 se creó la «Orden del Santo Martir Jānis» para aquellas personas que hayan servido a la Iglesia católica apostólica ortodoxa y sus objetivos.