También estuvo involucrado en la política letona, siendo líder del Partido de los ortodoxos.
Era bisnieto de un converso a la fe ortodoxa, su educación y carrera eclesial estuvo marcada por la defensa de la lengua vernácula y tradiciones más locales de la fe ortodoxa que permitieron aumentar los feligreses en la zona letona con personas que hasta el momento rechazaban la fe por asociarla con la cultura rusa.
Sin embargo, su figura fuera de los círculos cristianos era controvertida, pues políticamente la izquierda lo consideraba un monarquista nostálgico de la época imperial rusa por su acuerdo con el Patriarcado de Moscú, los nacionalistas letones le consideraban un rusófilo y los prorrusos le consideraban un nacionalista letón.
En 1981, la Iglesia ortodoxa rusa fuera de Rusia lo reconoció como santo.
En 2001, también fue canonizado por la Iglesia Ortodoxa Letona como el «Mártir San Juan de Riga».