Iglesia de las Calatravas

Finalmente, aunque el edificio del convento fue destruido, se optó por conservar la iglesia, parece que gracias a la intervención de Manuel Silvela, aunque hay noticias confusas sobre este episodio, ya que no falta quien atribuye la acción a la duquesa de Prim[1]​ o incluso a un militar caballero de la Orden, que mandó paralizar el derribo.

Convertida ya la iglesia conventual en parroquia, la suerte quiso que no sufriera demasiado los avatares de la Guerra Civil, conservando su interior casi intacto.

Actualmente, la iglesia se puede visitar fuera del horario de celebraciones litúrgicas.

La iglesia responde a la tipología conventual del barroco español, caracterizada por la simplicidad volumétrica y decorativa.

Muy llamativo es también el enfoscado de color carmesí que recubre las paredes, repuesto tras la última restauración.

La nave se estructura en tramos separados por elegantes pilastras que recuerdan al orden corintio; corona la misma una cornisa muy saliente sostenida por ménsulas pareadas.

El espacio de la capilla mayor es quizá la parte más destacada del templo.

La arquitectura de retablo presenta una gran simplificación, desechando la tradicional división en calles y cuerpos o incluso cualquier ordenación geométrica estricta.

En su lugar, el arquitecto dispone una monumental estructura en arco de triunfo, totalmente recubierta por una recargada decoración.

Convento de las Comendadoras de Calatrava en el tercer tomo de Historia de la Villa y Corte de Madrid (1863)
Salida de misa en Calatravas ( La Ilustración Española y Americana , 1887)
Detalle de la fachada de la calle de Alcalá
El retablo mayor, obra maestra del Barroco, obra de José de Churriguera