Manuel Silvela y de Le Vielleuze

Sus grandes dotes intelectuales, bien dirigidas, hicieron de él un muy notable abogado y le dieron fortuna e independencia.Por entonces, sus tareas profesionales y aficiones literarias absorbían por completo su tiempo, pero la política le atrajo no mucho más tarde.[cita requerida] Pronunció varios discursos que le dieron fama de orador intencionado y hábil.[cita requerida] En 1865 cayó el Gobierno de Narváez y fue sustituido por O'Donnell, que confió a Silvela la Dirección general de Instrucción pública, lo que no le impidió combatir algunos proyectos de aquel Gobierno.A la caída del partido unionista volvió a la oposición, y en 1866 fue desterrado con otros diputados por haber firmado la protesta contra la clausura de las Cámaras.Así popularizó pronto su pseudónimo “Velisla”, anagrama de su apellido, con que solía firmar sus trabajos literarios.Estos le llevaron en 1870 a la Real Academia Española, leyendo en el acto de su recepción un discurso sobre la influencia ejercida en el idioma y en el teatro español por la escuela clásica que floreció desde los comienzos del siglo XVIII.