En el centro del ábside hay una ventana de doble arco, que por la parte exterior está decorada con una arquivolta, que se sustenta en dos capiteles esculpidos con motivos vegetales, apoyados en un par de columnillas.
Interiormente podemos encontrar dos absidiolas laterales excavadas en el muro y que no son visibles desde el exterior, seguramente con tenían la misión de albergar pequeños altares.
En el muro meridional se abre una portada formada por tres arquivoltas en gradación de molduras y guardapolvos que rodean un tímpano esculpido que, considerando su tamaño y diferencia de forma con el arco que le rodea, posiblemente sea una pieza reutilizada.
En un camarín en el interior de la iglesia, está la Virgen sentada y con el niño sobre sus rodillas.
La leyenda dice que la imagen fue donada por el propio conde Ramón Berenguer IV, quien la llevaba siempre que iba de campaña contra los moros, y que muchas de las grandes batallas ganadas a los sarracenos lo fueron gracias a la ayuda de esta imagen.
Un orador sagrado dirigía la palabra a los fieles allí congregados.