Por aquel entonces la antigua iglesia de San Julián tenía una sola nave y un ábside.
El párroco José María Julián Rubiera encargó en 1929 la construcción de una nueva iglesia.
La disposición interior consiste en tres naves paralelas y la planta es de cruz griega.
La fachada está presidida por un rosetón y cuenta con dos espadañas superpuestas, la primera sirve también de campanario.
Todo el conjunto está ornamentado con detalles propios del prerrománico asturiano.
La iglesia atiende bautizos, comuniones y casamientos, siendo muy popular para esto último debido a su belleza [cita requerida].