Posteriormente, en el siglo XVIII, pertenecía a los Ceballos, quienes pusieron su escudo en el muro de la sacristía, con sus armas y las de Santandrés, Escobedo y Velasco.
Es de planta rectangular, con una sola nave y ábside semicircular.
En la fachada oeste se encuentra la portada principal, bajo una torre barroca.
Reposan sobre capiteles esculpidos con temas animales y humanos, que se alzan sobre columnas acodilladas.
Es un elemento original la imposta superior del ábside, que está apoyada en canecillos interiores.