De estilo neogótico, tiene tres naves, con todas sus columnas fabricadas en granito y se encuentra ubicada frente al Parque Obrero del municipio de Puerto Berrío (Antioquia), a orillas del río Magdalena.
Después del incendio, se inició la reconstrucción de la población, y con ella, su iglesia, razón por la cual el arzobispo de Medellín Manuel José Caicedo entregó a los carmelitas la dirección de la parroquia, con Romualdo Camarasa como párroco, a cuya llegada estaba iniciándose una construcción en tapia, llevada a cabo gracias a las colectas realizadas en otras parroquias; no obstante, Camarasa decidió que habría de realizarse con materiales más sólidos.
Catorce años después, la administración parroquial fue regresada a los sacerdotes seculares, quienes culminaron la obra iniciada por los carmelitas.
En 1935, José López inició su administración parroquial, deseoso de conseguir un crucifijo que adornara la iglesia y despertara el fervor de los porteños; sin embargo, debido al poco presupuesto, el mismo no podía ser adquirido, debido a ello, el párroco se lo pidió al nuncio apostólico del papa, Paolo Giobbe, quien lo donó.
(enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).