Iglesia Joven

Su principal acción ocurrió el 11 de agosto de 1968, cuando el grupo se tomó la catedral metropolitana de Santiago para criticar la actitud que la Iglesia católica había tenido hasta ese momento con las clases más desprotegidas, y la instaba a un cambio hacia la humildad y un mayor acercamiento al Evangelio.Los cambios en la Iglesia católica latinoamericana llegaron con la publicación de las encíclicas Mater et magistra (1961) y Populorum progressio (1967), y la convocatoria del concilio ecuménico Vaticano II (1962-1965).[1]​ En el frontis del templo desplegaron un lienzo con la consigna «Cristo es igual a la verdad.[3]​ Mediante este acto, los participantes quisieron «llamar la atención de la comunidad nacional sobre sus puntos de vista sobre la Iglesia, sus autoridades y la situación sociopolítica del país».[2]​ La Iglesia Joven tenía como estrategia política el hacer coincidir los fines de la Iglesia católica con los objetivos perseguidos por la izquierda marxista, con la cual compartía el diagnóstico sobre el origen de la pobreza del país.