Durante muchos años, ha ejercido una gran influencia en la vida política y espiritual del país.
Desde la conquista de Chile hasta la actualidad, la Iglesia católica ha jugado un importante rol en la educación chilena.
Durante los primeros años fueron principalmente los jesuitas y dominicos los mayores impulsores de la educación.
Durante los años que vinieron, la iglesia siguió jugando un papel más o menos importante, manteniendo institución de educación primaria y secundaria, éstas sostenidas por órdenes como los mercedarios, agustinos, dominicos, etcétera.
Sus primeras escuelas serían las de Derecho e Ingeniería y su primer rector fue Monseñor Joaquín Larraín Gandarillas.
Sin lugar a dudas, la Iglesia católica es la principal sostenedora de la educación privada en Chile.
La educación superior católica forma a más de 100,000 estudiantes en todo el territorio nacional.
En el sector salud tiene a su cargo 16 hospitales, 31 centros ambulatorios, 5 leprosarios, 129 casas para ancianos y enfermos, 83 orfanatos, 75 uarderías infantiles, 45 consultorios familiares, 47 centros especiales para educación social, entre otras instituciones de ayuda social.
[6] Una de las instituciones que más destaca es el Hogar de Cristo, institución fundada por san Alberto Hurtado, y que tiene como misión preferentemente atender a niños y ancianos en condiciones sociales vulnerables.
A esto es necesario añadir, que los únicos en ser reconocidos como santos por la Iglesia católica son la carmelita descalza Teresa de Los Andes y el jesuita Alberto Hurtado.
Es acreedora de un gran entusiasmo popular por los múltiples milagros que se le atribuyen.
Figura central de la iglesia chilena del siglo XX es san Alberto Hurtado, sacerdote jesuita que vivió entre 1901 y 1952.
En 1923, el Papa Pio XI declaró a la Virgen del Carmen como la Patrona de Chile.
Las fiestas de la Epifanía, Ascensión del Señor y Corpus Christi, se trasladan al Domingo más cercano.
Aunque puede ser que hubiera celebraciones marianas antes de esa fecha, en la evangelización hispana.
Su primer Obispo fue el mismo sacerdote que acompañó a Valdivia en su expedición, el bachiller González Marmolejo, quien no pudo ser consagrado por enfermedad y tomó posesión de la diócesis por medio de un apoderado.
Éste dividió la diócesis en cuatro parroquias, fundó el Seminario conciliar y ordenó los primeros sacerdotes.
A lo largo del territorio se observa que los diversos grupos étnicos que ya habitan la gobernación reciben de formas distintas el anuncio del Evangelio por parte de los misioneros, corriendo dispar suerte en el encuentro entre dos mundos distintos.
En el norte se encontraban principalmente los pueblos diaguitas y atacameños, quienes poseían ascendencia incaica en sus costumbres rituales de adoración a los astros.
En las primeras etapas de la evangelización indígena, los monjes enfrentaron la tarea mediante el sermón durante los diversos oficios religiosos, pero las dificultades propias del idioma entre ambas civilizaciones fue infructífera en la tarea de convertir a los aborígenes.
Durante la Colonia, se desarrolló una fuerte actividad misionera por parte de órdenes como los Mercedarios, Dominicos, Franciscanos, Jesuitas y Agustinos.
Por otro lado, la mayor parte de la población mostró una devoción forzada e impuesta por los credos católicos, guardando gran semejanza con los practicados en España.
La misión evangelizadora en la Gobernación de Chile se situó principalmente en las parte centro y sur del territorio, destacándose los infértiles intentos de someter a los mapuches que se encuentran al sur del río Maule.
Sin embargo, el presidente Manuel Montt trató de salvaguardar la autonomía del Estado y se enfrentó al arzobispo.
Esto provocó el rechazo de buena parte del sector tradicionalista dentro del partido conservador, dando a su vez fuerza y argumentos a los liberales en sus pretensiones de separación entre Iglesia y Estado.
En el mismo contexto, la visita del Cardenal Raúl Silva Henríquez al estadio Nacional y comprobar los posibles problemas de hacinamiento y tratos vejatorios que tenían los detenidos, se decide impulsar el proscrito Comité Pro Paz, que luego derivó en la Vicaría de la Solidaridad, bajo el alero del Arzobispado de Santiago.
El conflicto del Beagle se presentó como un problema limítrofe entre Argentina y Chile por las islas que pertenecen al canal homónimo.
Ante la posibilidad de la guerra, se dispuso como nuevo árbitro a la Santa Sede para dirimir quién ejercería soberanía en las tres islas pertenecientes al canal.
Su importancia radica en que fue el primer prelado chileno en convertirse en Cardenal de la Iglesia católica.
Como pastor fue muy querido por los feligreses dado su paternal carisma y supo mantener una buena relación con los gobiernos radicales no creyentes que se dieron en Chile durante los años 1938-1952.