Dos años más tarde, el Presidente Marcelo T. de Alvear encabezaba la inauguración del Jousten Hotel, de gran categoría y que supo hospedar durante las siguientes décadas a viajeros que llegaban del puerto cercano.
El Jousten, como los hoteles de su tiempo, era para permanencia durante períodos extensos, y sus habitaciones estaban equipadas como pequeños departamentos, al estilo acostumbrado.
Al costado derecho, estaba el salón para señoras, y del lado izquierdo el salón de lectura, mientras un pasillo hacia el fondo conducía al restaurante en el subsuelo y una escalera junto a dos ascensores, a los pisos superiores.
En cada piso había dieciséis habitaciones y dos baños, ubicados de forma simétrica en el sector correspondiente con el eje del acceso al hotel.
Una planta en formato de "C" permitía que todas las habitaciones tuvieran luz natural, aunque no estuvieran sobre la fachada exterior del edificio.
Para los sectores realizados a nuevo, se utilizaron materiales nobles como mármol y madera, combinados con revoque símil piedra.