Fue la segunda torre del país construida en hormigón armado y la primera de la ciudad en mostrar un exterior totalmente revestido con travertino.
En su tiempo rivalizó con otro gigante, el edificio SAFICO, también de estilo racionalista, y que se construyó 200 metros al oeste, también sobre la avenida Corrientes.
Fue emplazado por encargo de la Compañía Mercantil y Ganadera S.A. (COMEGA), en un terreno privilegiado que antes había ocupado la residencia de Francisco Madero, luego transformada en Gran Hotel Nacional.
Al inaugurarse se había previsto un 19º piso para uso colectivo y de reunión.
Ese lugar fue preparado especialmente para grandes acontecimientos que pudieron observarse desde su altura, como la llegada en 1934 del dirigible Graf Zeppelin, el sepelio de Carlos Gardel en febrero de 1936, y el ensanche final que convirtió en avenida a la calle Corrientes, en 1937.