El mismo decreto que creó la división provincial agrupó a las provincias en «regiones históricas».
Así, las regiones definidas no tenían ningún tipo de competencia u órgano administrativo o jurisdiccional común a las provincias que agrupaba, teniendo la adscripción a regiones un carácter clasificatorio, sin pretensiones de operatividad administrativa.
[10] Siguiendo al profesor Lacomba Abellán, son numerosos los proyectos de organización territorial que, a lo largo del siglo XIX, proponen una región integrada por lo que hoy llamamos Andalucía Oriental, con este u otro nombre, pero siempre con el mismo ámbito geográfico.
[11] Así, en 1847, Patricio de la Escosura promulgó un decreto que dividía la gobernación del reino con once gobiernos generales.
En 1873, durante la Primera República Española, se elaboró un proyecto de Constitución, que no llegó a promulgarse, que definía a España como una República Federal, integrada por diecisiete estados con poder legislativo, ejecutivo y judicial.
Así, ambos sectores políticos se diferencian en numerosos aspectos durante la II República: En los últimos años del siglo XIX surgió el regionalismo granadino, como corriente de pensamiento específica.
[3] En 1898, el escritor y diplomático español Ángel Ganivet declaraba: A principios del siglo XX, tras la publicación en 1913 del Decreto sobre mancomunidades, surgieron en Granada voces regionalistas que reivindicaban cierta cohesión administrativa de las provincias orientales andaluzas, con capital en dicha ciudad.
[38] Tras la Asamblea, la comisión provincial de Granada prosiguió en sus planes regionalistas para Andalucía Oriental.
En el proceso de centralización política y administrativa que se produjo tras la Guerra Civil, las tendencias regionalistas se vieron fuertemente reprimidas por el poder, dentro de la represión general contra la herencia republicana.
[45] El ámbito regional se mantuvo en órganos administrativos (Audiencias territoriales, Capitanías militares, Policía, Administración de Carreteras, etc.),[46] colegios profesionales,[47] distritos universitarios[48] o estudios estadísticos y económicos,[49] aunque sin que de ello se dedujera ninguna consecuencia política.
[52] El proceso para constituir a Andalucía como comunidad autónoma estuvo sembrado por numerosas polémicas y divisiones.
En un principio, el partido más votado en España, Unión de Centro Democrático (UCD), promovía la autonomía para Andalucía Oriental (principalmente desde las delegaciones provinciales de Granada y Almería);[53] sin embargo, en tres meses antes del referéndum sobre la iniciativa del proceso autonómico de Andalucía UCD «renunció a las dos Andalucía si el Estatuto de Autonomía contemplaba las peculiaridades provinciales», peculiaridades que no fueron incluidas en dicho estatuto.
Dentro del partido centrista, como defensores de los posicionamientos más proclives a una Andalucía Oriental autonómica, destacaron importantes personalidades de la sociedad local granadina y almeriense como José Sánchez Faba, Antonio Jiménez Blanco, Juan Antonio Gómez Angulo, Jesús Durbán Remón y Fausto Romero-Miura.
No sería hasta bien entrada ya la primera década del siglo XXI, cuando aparecen movimientos organizados, aún minoritarios, herederos de esas ideas regionalistas.
Así, en 2008, se constituyó la Plataforma por Andalucía Oriental y, dos años más tarde, el Partido Regionalista por Andalucía Oriental, que sólo actúa en las provincias de Almería, Granada y Jaén.
[55][56] La principal idea que defienden ambas asociaciones es el regionalismo de Andalucía Oriental.
Sin embargo, también incluyen muchas otras propuestas que consideran necesarias para la región de Andalucía Oriental.
[72] También presentó un candidato al Senado en cada circunscripción, obteniendo 940 votos en Almería, 1862 en Granada y 1077 en Jaén.
Gaspar Zarrías, también del PSOE, afirmó que los debates regionalistas son negativos para el proyecto de Andalucía.