Ya cuando Lenin se encontraba gravemente enfermo y en retiro desde 1922, habían aparecido tensiones al interior del Partido.Por otra parte, la oposición encabezada por Trotski había denunciado desde años atrás la burocratización creciente del régimen, de la cual Stalin sería el representante directo.Una lucha brutal se desencadenó al interior del Partido Comunista soviético (PCUS), marcada por la violencia y maniobras de intimidación.Ante esta medida, la resistencia fue considerable: antes que abandonar sus bienes al Estado, los kuláks incendiaron las cosechas y mataron a su ganado (1930-1932).Pero apenas la cosecha anual estuvo asegurada, batallones de voluntarios reclutados en las ciudades partieron violentamente al asalto del campo.Varios hambrientos que se trasladaban hacia las ciudades fueron contenidos por el OGPU y reenviados al campo.En algunos años, igualmente, 25 millones de campesinos huyeron del campo, donde la violencia y el hambre hacían estragos, para refugiarse en las ciudades que sufrían una explosión anárquica.Incluso algunos revelaron ser inútiles, como el Canal Mar Blanco-Báltico (1930-1933), costoso en vidas de presidiarios y que casi nunca vio circular algún navío.Las decisiones políticas primaron sobre la competencia: los especialistas, ingenieros y técnicos, que eran raramente miembros del Partido, fueron en efecto mantenidos bajo sospecha, mientras que los adeptos al Partido, para quienes contaba ante todo la obediencia incondicional a las órdenes políticas, fueron tenidos en una alto concepto.Sus adeptos como Kaganóvich, Zhdánov, Mikoyán o Jrushchov fueron también despachos a las diversas Repúblicas para radicalizar la purga en el Partido y la población.Esto lo hizo a pesar del riesgo que significaba desorganizar gravemente su ejército y su país, cuando la guerra se acercaba.Durante los primeros meses del régimen nazi, la Unión Soviética buscó incluso mantener la cooperación militar y comercial desarrollada bajo la República de Weimar.Solo entonces se dedicó a desarmar la hostilidad del Führer por diversos contactos secretos en Berlín o moderando discretamente los ataques de la prensa soviética.[15] Paralelamente, la Unión Soviética intentó también un acercamiento con las democracias parlamentarias, con miras a hacer renacer la alianza de la Gran Guerra.Los soviéticos también incorporaron contra ellos varios logros técnicos como los lanzacohetes múltiple Katyusha u «órganos de Stalin ».Los prisioneros de guerra fueron considerados como traidores y oficialmente renegados, sus familias fueron abandonadas sin ayuda o perseguidas.En cuanto a los campesinos, retomaron las tierras recortadas durante la guerra como propiedad colectiva y una reforma monetaria (1946) les quitó los beneficios personales logrados en esta época.Los pintores, escritores y todos los artistas fueron sometidos más duramente que nunca antes bajo el dogma del realismo socialista.Los compositores, como Serguéi Prokófiev o Dmitri Shostakóvich, fueron intimidados y se vieron forzados a componer melodías que podían silbar los obreros de camino al trabajo.Habiendo llegado progresivamente al poder, Nikita Jrushchov relanzó cierta liberalización del régimen político, es decir, la «desestalinización».Este « liberalismo » no le impidió intervenir militarmente contra la insurrección obrera en Hungría a fines de 1956.Al remodelar radicalmente a una sociedad, Stalin afirmó sus ambiciones de controlar también la mente y crear así un «Hombre nuevo».Los visitantes extranjeros fueron hábilmente engañados al ocultárseles a menudo los aspectos sombríos de la realidad soviéticos y no mostrarles más que los éxitos.En 1932, Stalin consiguió hacer visitar Kiev y la Ucrania hambrienta al presidente del Consejo francés Édouard Herriot, sin que este se percatara de nada.Rodeaba de un intenso culto póstumo al joven Pávlik Morózov, muerto en circunstancias inciertas en 1932, presentado como ejemplo para toda la juventud soviética.Si bien Stalin proclamó que «el hijo no es responsable de las culpas del padre», la Unión Soviética practicó desde sus orígenes la responsabilidad colectiva: el crimen real o supuesto conllevaba al arresto de toda la familia y personas cercanas al culpable.El «archipiélago del Gulag» constituyó en la Unión Soviética estalinista un verdadero mundo aparte, con su propia población, costumbres, geografía, instituciones y economía.Finalmente, los detenidos se protegieron practicando masivamente la «truffa», es decir, el trabajo simulado o hecho de prisa.En muchos hogares, el hacinamiento forzado en la intimidad de las noches favorecía las tensiones diarias y, a menudo, facilitaban la delación.No se encontraba mantequilla, carne, leche o huevos, mientras que el pan y todos los productos básicos eran racionados.