Su economía se basa fuertemente en la industria del acero, de la que es un referente internacional.
Para solucionar estas cuestiones, varios centenares de especialistas extranjeros llegaron para dirigir el trabajo, incluyendo un equipo de arquitectos encabezados por el alemán Ernst May.
La ciudad jugó un papel importante durante la Segunda Guerra Mundial.
La planta siderúrgica fue reorganizada como una empresa privada, que ayudó con la reconstrucción del ferrocarril y el edificio de un nuevo aeropuerto.
Según el Blacksmith Institute, Magnitogorsk es una de las 25 ciudades del mundo más contaminadas.