La dinastía había sido fundada por una serie de duques que enumera a comienzos del siglo XII el cronista Gallus Anonymus: Siemowit, Lestko y Siemomysł.
Conrado I de Mazovia invitó a los Caballeros teutónicos para que lo ayudaran en la lucha contra los prusianos paganos bálticos.
[1] El estado polaco se desarrolló a partir de estas raíces tribales en la segunda mitad del siglo.
Según el cronista del siglo XII Gallus Anonymus, la dinastía de los Piastas reinaba por entonces sobre los polanos.
Viduquindo cuenta que las fuerzas de este fueron derrotadas en dos ocasiones en 963 por las tribus veletos aliadas al sajón exiliado Wichmann el Joven.
La tribu polana venció a otras tribus eslavas, con las que se mezcló, formando primero una federación tribal, y posteriormente un estado centralizado.
[4][5] Inicialmente pagano, Miecislao fue el primer gobernante de la unión tribal polana que es conocido por las fuentes escritas contemporáneas.
[3][9] El estado de Miecislao mantenía relaciones complicadas con el Sacro Imperio Romano alemán, ya que era «amigo», aliado y vasallo del emperador Otón I al que pagaba tributo por la parte occidental de sus tierras.
La provincia eclesiástica polaca sirvió eficazmente de pilar del Estado piasta, al que ayudó a sobrevivir en los atribulados siglos posteriores.
Boleslao lo hizo ejecutar, pero la presión de la Iglesia católica y la facción nobiliaria proimperial lo obligaron a abdicar poco después.
[19] Tras una lucha por el poder, Boleslao III Boca Torcida (r. 1102-1138) se convirtió en duque de Polonia al derrotar a su medio hermano Zbigniew en 1106-1107.
Siguiendo su concepto de hegemonía, Boleslao dividió el país en cinco principados: Silesia, la Gran Polonia, Mazovia, Sandomir y Cracovia.
Los anales escritos aparecieron a finales del siglo X; señores como Miecislao II y Casimiro el Restaurador eran considerados cultos e instruidos.
El siglo XIII trajo cambios fundamentales a la estructura de la sociedad polaca y su sistema político.
Los constantes conflictos internos impidieron a los duques piastas defender las fronteras y el ducado fue menguando.
La población activa la constituían personas libres contratadas, pero también siervos sujetos a la tierra, esclavos (comprados o cautivos de guerra).
La Orden teutónica pronto excedió lo acordado y traspasó la región que le había encomendado Conrado (la Tierra de Chełmno o Kulmerland).
En las décadas siguientes, su caballeros conquistaron grandes extensiones a lo largo de la costa del Báltico y establecieron su propio Estado monástico.
Durante esta época, proliferaron los anales narrativos, así como otros tipos de registros, leyes y documentos.
En 1264, el duque Boleslao el Piadoso otorgó los privilegios del Estatuto de Kalisz, que daba gran libertad a las prácticas religiosas, movimiento y comercio a los judíos (considerado la primera emancipación de los judíos en Europa).
Otra serie de comunidades se asentó más al este en Leópolis, Brest-Litovsk y Grodno en el siglo XIV.
A su muerte como rey de una Polonia parcialmente unificada, dejó al reino en una situación precaria.
Después, Vladislao completó la absorción de la Pequeña Polonia, entrando en Cracovia y conquistando las tierras al norte, desde Cuyavia hasta Pomerelia.
A diferencia de su padre, el nuevo rey no mostró ninguna atracción por la vida militar.
Siguió reclamando Silesia para Polonia al papa hasta su muerte, pero sus sucesores no continuaron sus esfuerzos en este sentido.
En 1365, Drezdenko y Santok devinieron feudos polacos, mientras que el distrito de Wałcz fue directamente anexado en 1368.
Los ejemplos más notables de arquitectura del periodo medieval en Polonia son las muchas iglesias representando el estilo gótico polaco; la escultura medieval y las artes ornamentales pueden verse mejor en la decoración de las iglesias y elementos litúrgicos.
Consiguientemente, la resolución de conflictos internos se realizaba sobre procedimientos legales, mientras en el ámbito exterior, las relaciones bilaterales o multilaterales y los tratados adquirían cada vez mayor importancia.
Mientras muchos aún viajaban a Europa meridional y occidental para realizar estudios universitarios, la lengua polaca, junto con el latín predominante, se hicieron cada vez más comunes en los documentos escritos.
Los Sermones de la Santa Cruz (comienzos del siglo XIV) constituyen posiblemente el manuscrito conservado más antiguo en prosa polaca.