Posteriormente el territorio pasó a formar parte, con una relación más o menos estrecha, del Imperio otomano (siglo XVI).
En 1912 se convirtió en una colonia italiana El territorio de la moderna Libia tiene historias separadas hasta la época romana, como Tripolitania y Cirenaica, ambas en la costa.
Los fenicios fundaron en la zona tres grandes colonias: Oea (actualmente Trípoli), Labda (más conocida por el nombre que posteriormente le dieron los romanos: Leptis Magna) y Sabratha, en un área que vino a conocerse colectivamente como Tripolis (tri + polis, Tres Ciudades).
Colonos dorios fundaron Cirene en el siglo VII a. C. en una fértil meseta unos 20 kilómetros tierra adentro con lluvias regulares.
Durante los siguientes doscientos años, otras cuatro importantes colonias griegas se establecieron en el área: Barca (Mer), Hespérides (más tarde Berenice, actualmente Bengasi), Taquira (más tarde Arsinoe, actualmente Tocra) y Apolonia de Cirene, el puerto de Cirene.
Cirenaica se convirtió en una provincia romana que también incluía Creta en el 74 a. C. Independientemente de los avatares políticos, la economía y la cultura florecieron en la Pentápolis.
Por ejemplo, durante el siglo IV a. C. floreció la escuela cirenaica, una escuela filosófica que enseñaba una doctrina hedonista que definía la felicidad como la suma de los placeres humanos, probablemente tomando inspiración del suave clima de la zona.
Sin embargo, el dominio romano se circunscribió a la costa, dejando el interior a las tribus bereberes (por ejemplo, hasta finales del siglo I d. C., no fue ocupada la árida costa del golfo de Sirte, permitiendo la comunicación por tierra entre ambas provincias).
No obstante, ambas zonas conservaron características diferentes: púnica la primera, griega (y helenística) la segunda.
En el siglo V, Tripolitania fue conquistada por los vándalos, los cuales, al mando de Genserico habían creado un potente reino con capital en Cartago.
Sin embargo, los vándalos perdieron rápidamente su espíritu guerrero; finalmente su reino fue destruido y conquistado por el general bizantino Belisario en el siguiente siglo (533), tras una cara campaña militar que lastró los recursos del Imperio romano de Oriente, que todavía aspiraba a lograr la reunificación del Imperio romano.
Sin embargo, la irrupción de los vándalos había destruido el orden social romano y la conquista bizantina no consiguió recuperarlo.
A finales del siglo IX, la tribu bereber de los kutama se convirtió al chiismo y acabó con el reino aglabí (sunníes) en 909.
Los fatimíes conquistaron Egipto en 969 y trasladaron allí su capital, estableciendo un califato chií rival del suní de Bagdad.
Sin embargo, esto trajo aparejado el incremento de los problemas derivados del régimen colonial.
Pero estas tierras no eran las mejores y a pesar de la cercanía con Italia, eran totalmente diferentes ya que eran en gran medida zonas desérticas o semidesérticas.
Balbo hizo prosperar a su colonia asentando muchos colonos italianos en villas y ciudades construidas para ellos.
Se instaura un Consejo Militar Revolucionario, presidido por un joven y desconocido oficial, el coronel Gadafi, que nombra un nuevo gobierno.
Ambos líderes profesaban el ideal del panarabismo y muy pronto se pusieron a la tarea de construir la gran nación árabe.
Sin embargo, Gadafi logró crear alianzas con Egipto y Siria que llevaron a la creación de una efímera federación entre estos tres estados, que buscaba ser el germen de la unión definitiva del mundo árabe musulmán.
El mundo árabe, por su parte, no sólo boicoteó la competición oficial de Haifa sino que, además, convocó a su propia Olimpiada "no oficial" en Trípoli, Libia (ciertamente, una "olimpiada contra Israel"), a la cual acudieron 37 países, entre ellos El Salvador, que se ubicó en primer lugar, seguido de Túnez, Pakistán, Irak, Italia, Portugal, Uruguay, Turquía y Afganistán.
Libia mejoró sus relaciones con algunos países árabes, como Siria y Túnez en 1987, aunque la tensión se agudizó con EE. UU.
Por otra parte, Urs Tinner reconoció haber jugado un papel en el caso de la confiscación del material nuclear con destino a Libia.
prorrogó la ley D'Amato por otros cinco años, si bien al mes siguiente Gadafi condenaba los ataques suicidas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.
La última semana de abril, Gadafi visitó Bruselas y se reunió con funcionarios Europeos encabezados por Romano Prodi.
En Bengasi, al menos 130 militares fueron asesinados por negarse supuestamente a disparar contra el pueblo desarmado.
La Coalición Internacional contra los Criminales de Guerra contabilizaba además 3980 heridos y al menos 1500 desaparecidos.
Países como el Reino Unido, España y Dinamarca se unieron a la ofensiva aliada al día siguiente.
Horas más tarde, sería Catar el primer país árabe en unirse a la lucha contra Gadafi.
Los combates, los de mayor intensidad registrados desde su muerte, comenzaron cuando el general libio Jalifa Haftar lanzó la llamada "Operación Dignidad" contra los grupos yihadistas de Bengasi y el este del país, entre ellos Ansar al-Sharia, próximo a Al Qaeda.