Cuando llegaron los españoles en el siglo XVI, las tierras de Antioquia estaban pobladas por numerosas tribus indígenas que pertenecían a dos grandes familias étnicas: los Caribes y los Chibchas.
También pertenecían a esta familia los Ebéjicos, Ituangos, Peques, Nores, Guacas, Aburráes y Sinifanaes.
[1] Finalmente, pertenecientes también a otra etnia diferente, siglos antes los Quimbayas estuvieron presentes en Antioquia en su zona sur, en la región de los actuales municipios de Abejorral y Sonsón, así como en la región del hoy eje cafetero.
Los ibéricos no tuvieron contacto significativo con lo que entonces quedaba de esta cultura, la cual ya había prácticamente desaparecido desde el siglo X.
Sin embargo, estas dos primeras incursiones españolas fueron totalmente pasajeras y no condujeron a ninguna fundación o asentamiento estable.
Su particular cultura ha hecho que se tejan muchas especulaciones acerca del origen de este pueblo, también conocido como "paisa".
[4] Aunque solo vivió 7 años del siglo XVII (murió en 1607), el personaje español más representativo con el cual se inicia la historia de Antioquia en este siglo es don Gaspar de Rodas, primer gobernador del departamento.
Gaspar de Rodas perdurará en esa comarca colombiana como prototipo progresista e incasable luchador.
"A ella llegaron lenta pero persistentemente nuevas familias españolas, que doscientos años después de la muerte de Rodas empezaron su expansión territorial hacia las tierras del sur, en lo que se llamó la colonización antioqueña, y tras dos siglos más han llegado a establecerse, fundando pueblos muchas veces en casi todos los rincones de Colombia.
Según relatan, durante su senectud don Gaspar contaba sus aventuras y penurias del pasado por entre los intrincados parajes de Ituango; dicen que se refería con frecuencia a las montañas de aquella comarca, insistiendo en que las consideraba como las más escabrosas conocidas por él; solía comentar mucho también sobre los indígenas tuangos los cuales, según opinaba, eran los más valientes guerreros que hubo durante la conquista española.
Pero el siglo XVII en Antioquia puede ser llamado El siglo del oro, no debido a la abundancia de este material o a la riqueza que pudiera representar, sino porque en esta provincia no había más de qué vivir.
Pero la evasión podía más que el control, razón por la cual no es fácil establecer una correlación directa entre las cifras de fundición y la producción total por año.
Sin embargo, existen archivos confiables que registran tanto la producción de oro como la llegada del mineral a España, y en ellos se aprecia claramente cómo la producción nacional (que obviamente incluía a Antioquia como uno de los principales productores, si no el principal), tuvo un apogeo en el siglo XVI, por allá en 1595 y 1596, para después, durante el siglo XVII caer impresionantemente a la quinta parte, situación que continuó durante la totalidad del siglo XVII, una crisis ésta del oro que no terminó hasta más o menos 1784, ya bien entrado el siglo XVIII.
En 1637, y luego en 1646, se trasladaron los habitantes del Valle de Aburrá al ángulo formado por el río Aburrá, hoy río Medellín, y el riachuelo de Aná, (hoy quebrada Santa Helena).
En 1785 el gobernador de Antioquia, Francisco Silvestre, solicita la presencia del oidor Juan Antonio Mon y Velarde dada la grave crisis que se presentaba en la provincia.
Fue enviado entonces como juez visitador y provocó agudas polémicas debido a las reformas que introdujo.
Mon y Velarde introdujo la plata como patrón monetario, sustituyendo al oro en polvo, con el cual se realizaban hasta entonces las transacciones.
La colonización antioqueña fue llevada a cabo primordialmente por familias del común que no tenían capacidad para pagar mano de obra externa, sino que más bien utilizaban la mano de obra familiar para explotar las tierras colonizadas.
Además, debido al aislamiento impuesto por la geografía, los pobladores del occidente colombiano permanecieron ajenos a los conflictos armados que acaecieron en Colombia durante todo el siglo XIX, por lo cual en la zona hubo un desarrollo económico estable y continuo, en contraste con otras regiones donde el desarrollo económico se vio seriamente afectado como consecuencia de las guerras civiles.
La colonización antioqueña, en síntesis, permitió una unificación más democrática del occidente colombiano que perdura hasta hoy.
Derrotados los españoles en la Batalla de Boyacá, Bolívar mandó al coronel José María Córdoba a recuperar la provincia.
Artículo 1° - El día 24 del corriente mes se hará la proclamación de absoluta independencia en las capitales de los cinco Departamentos, como en el siguiente día festivo en todos los demás lugares del Estado, por pequeños que ellos sean.
- En Antioquia, la tarde del día fijado concurrirán al Palacio Nacional las autoridades civil, eclesiástica y militar, con las corporaciones de los empleados al servicio de la República, y por ante los Secretarios del Gobierno respectivos, pres¬tarán el juramento en la forma que se dirá.
Artículo 8º - Por último, para ayudar al culto, y celebración de cuanto se ha dispuesto, decreta el gobierno luminarias públicas en las tres noches siguientes, contadas desde el día de la publicación, permitiendo al pueblo aquellas diversiones y regocijos que la Religión y el bien común de la sociedad no han proscrito.
Córdoba fue derrotado y fusilado sin fórmula de juicio, junto con el exgobernador Manuel Antonio Jaramillo.
La respuesta del gobierno liberal fue dividir a Antioquia en tres provincias, Medellín, Córdoba, con Rionegro como capital, y Antioquia, con Santafé como capital, para frenar las mayorías electorales que ya tenía el conservatismo.
Las razones políticas llevaron en consecuencia, a que sus planteamientos solo tuvieran concreción pasada la guerra.
Ellos enriquecieron a los comerciantes abastecedores de víveres a los que se llamaban rescatantes, quienes acumularon grandes fortunas o capitales que invirtieron en tierras (rurales y urbanas), ganado, café y finalmente en industrias.
Se estima que más o menos el 60% en valor de los insumos industriales colombianos en esa época eran importados.
Por lo tanto, el drástico recorte en la capacidad para importar castigaba duramente a la naciente pero vigorosa industria.