Su actuación se ha orientado hacia el campo de los derechos humanos y las relaciones internacionales.
En esa ocasión los fugados exigieron como garantía la presencia de los abogados radicales Mario Abel Amaya e Hipólito Solari Yrigoyen.
En 1973 y 1975 sufrió sendos atentados por parte del grupo parapolicial Triple A y en 1976 fue detenido-desaparecido por la dictadura militar instalada ese año, para ser luego expulsado del país, tras lo cual se radicó en París, donde permaneció hasta la restauración de la democracia en 1983.
Con él permaneció también detenido-desaparecido Mario Abel Amaya, que murió a consecuencia de las torturas sufridas.
Su actuación se ha orientado hacia el campo de los derechos humanos y las relaciones internacionales.