Las «fibras químicas», tanto artificiales como sintéticas, pasan por el proceso de hilado durante su manufactura; esto da lugar a filamentos largos y continuos que deben cortarse si se van a mezclar con fibras naturales.
Es posible hilar simplemente con los dedos, pero para hacerlo con mayor exactitud y rapidez se utiliza un huso.
La hilandera añade más fibras a la hilaza, tomándolas de un copo que sujeta con la mano o tiene enrollado en un palo llamado rueca.
Aun así, a menudo se detiene y enrolla la hebra producida en el huso.
El torno de hilar mecánico se acciona a mano o pisando repetidamente un pedal.