Con una mejor comprensión de las respuestas cardiovasculares compensadoras que acompañan al uso de los vasodilatadores arteriolares, la hidralazina se combinó con simpaticoliticos y diuréticos, y se obtuvieron mejores resultados terapéuticos.
Se han sintetizado muchas ftalazinas con la esperanza de producir fármacos vasoactivos, pero únicamente las que tienen mitades hidrazina en la posición 1 o 4 del anillo generan actividad vasodilatadora (Reece 1981).
Puede producir en algunos casos un cuadro clínico similar al de lupus Eritematoso Sistémico.
En estos pacientes debería discontinuarse la hidralazina a menos que la relación riesgo beneficio exija una terapia antihipertensiva continuada con esta droga.
Algunos de los efectos indeseables que se enumeran más adelante como taquicardia, palpitaciones, síntomas anginosos, enrojecimiento, cefalea, desvanecimiento, obstrucción nasal y trastornos gastrointestinales suelen aparecer al inicio del tratamiento especialmente si la dosis se aumenta con rapidez.
No obstante, tales reacciones remiten en general durante el curso de la terapéutica.
En casos aislados: neuritis periférica, polineuritis, parestesias (estos efectos secundarios remiten administrando piridoxina), temblor.
Órganos sensoriales: Raras veces: aumento de la lacrimación, conjuntivitis, obstrucción nasal.
Raras veces: reacciones de hipersensibilidad como prurito, urticaria, vasculitis, eosino-filia, hepatitis.
La hidralazina debe considerase medicamento de primera elección en un bradicardia materna, bloqueo auriculo-ventricular, asma bronquial e insuficiencia cardiaca.
Hipertensión: La dosis tiene que ajustarse siempre a las necesidades individuales del paciente atendiendo a las recomendaciones siguientes: Adultos: El tratamiento se instituirá con dosis bajas de hidralazina que se incrementarán lentamente según reaccione el paciente a fin de lograr un efecto terapéutico óptimo y evitar en lo posible los efectos secundarios.