Una actividad tan intensiva no pasó inadvertida por el pueblo que acuñaría la vox populi:¡En Murcia Salzillo y en Andalucía Castillo!
Desde el punto de vista estilístico, la Virgen del Consuelo se sitúa en una etapa creativa, en la que Castillo Lastrucci va despegándose de las mímesis del natural y tiende hacia interpretaciones más personales, en las que el rostro femenino va haciéndose cada vez más aniñado, a la par que los rasgos se miniaturizan y se tornan más menudos, a semejanza de los modelos del genial escultor, pintor y arquitecto del Barroco, Alonso Cano.
Por su parte, sus filiaciones con la estética sevillana afloran en pormenores como su extraordinaria belleza y su depurado acabado técnico.
Las manos fueron restauradas en 1982 por Luis Álvarez-Duarte, quién le sustituyó las pestañas y las lágrimas por unas nuevas en 2001.
En el antifaz, y a la altura del pecho lleva bordado el escudo de la hermandad.
En los últimos años la hermandad está intentando instaurar como parte del hábito la sandalia franciscana.
Esta hermandad, popularmente conocida como cofradía del silencio nació en el año 1946.
Habiendo sido tallada por el afamado escultor hispalense Antonio Castillo Lastrucci, siendo la única advocación que en un principio tuvo la cofradía un año después ya salió en procesión el paso de palio, que según las crónicas de la época: «lucía una potente iluminación eléctrica y profusión de flores» y llevaba un manto sobre el que habían comenzado los bordados, que se realizarían en el pujante taller del Sindicato de la Aguja que dirigía Carmen Góngora; además lucía una corona obra del artista almeriense Luis Algarra.
Este grupo escultórico es la obra póstuma del maestro granadino Eduardo Espinosa Cuadros.
Fue realizado en el taller familiar, en la calle Jesús y María de la capital granadina.
Tres años más tarde sale dos veces la Virgen del Consuelo, algo que se seguiría haciendo varios años, la segunda de ellas el Sábado de Gloria, austeramente vestida con un sudario blanco sobre el brazo izquierdo, portada a hombros sobre unas andas y acompañada por mujeres que fueron convocadas al efecto.
El artista almeriense Jesús de Perceval talló y doró un retablo para la imagen mariana en 1952, el mismo año en que se bendijo e inauguró una capilla para el Descendimiento en San Agustín.
Ese mismo año también se creó una cuadrilla de costaleras para portar a Nuestro Padre Jesús de la Columna, para lo que fue necesaria una reforma del paso.
Presentan cuatro cartelas ejecutadas por Fernando del Toro, que representan cuatro momentos posteriores al descendimiento de la cruz, el Traslado al Sepulcro, la Resurrección, la Aparición a Santo Tomás y la Ascensión.
Sobre los respiraderos, en las cuatro esquinas lleva sendos guardabrisas realizados en los mismos talleres en el año 2000.
En 1982, la hermandad decide ir renovando y enriqueciendo los enseres y pasos procesionales, para ello un grupo de hermanos visitan Sevilla al objeto de contactar con algunos talleres artesanales dedicados al cincelado del metal y especificados en trabajos para las cofradías, acordándose definitivamente comenzar a encargar los trabajos a los entonces talleres de Vda.
En el año 1985, se le encarga a Villareal el diseño de una corona procesional para la Stma.
Ese mismo año se empieza a diseñar lo que será el futuro paso de palio.
El taller encargado del mismo son los talleres sevillanos Villareal S.A., comenzando su construcción en 1987.
Ejecutado prácticamente en su totalidad en los talleres de Orfebrería Villarreal entre los años 1985 y 2004.
Todo el conjunto está realizado en alpaca plateada, repujada y cincelada.
Las primeras piezas que se crearon fueron los varales y la peana; destaca de los varales el uso de la técnica del repujado, amén del exquisito cincelado que caracteriza a estos talleres.