En este momento de la historia, la vida religiosa femenina solo era concebible dentro del claustro, pero el padre Médaille acompañó a estas mujeres para formar una congregación de vida consagrada femenina que viviese en el mundo.
[1] Estaba compuesta por siete mujeres y la Madre Saint Jean Fontbonne, quien las acogió[1] en su trabajo como maestras.
Se funda el primer noviciado que, seguido por otro en Lyon, funcionó allí hasta 1822[1].
Sin embargo, muy discretamente continuaron su misión y, tan pronto como les fue posible, reformaron sus pequeñas comunidades e intentaron recuperar la posesión de sus casas confiscadas por los revolucionarios.
Esto tomó tiempo y no fue hasta 1815 que la Comunidad de Le Puy, reconstituida por Sor Anne-Marie Grand, volvió a sus locales en la calle Montferrand.
Actualmente, la Federación Francesa está compuesta por 7 congregaciones que reúnen a 2,200 hermanas: Annecy, Chambéry, Chambriac, Champagnole, el Instituto, Lyon, Saint-Vallier.
En su Constituciones, se explicita cómo las hermanas deben buscar solamente la GLORIA DE DIOS.
Dios les ama tanto en los fracasos como en los éxitos» (Frase del padre Médaille).
Están dirigidos a niños pequeños, discapacitados físicos y psíquicos, excluidos, presos… sin olvidar, por supuesto, la vertiente espiritual.
Quieren estar «en solidaridad con los pobres para participar en el compromiso de la Iglesia por la justicia, denunciar la injusticia y promover un mundo más fraterno».