En 1664, Herman Egon y sus hermanos fueron elevados a Príncipes Imperiales.
En 1651, se convirtió en consejero secreto en la corte del Elector Maximiliano I de Baviera.
En 1655, sus hermanos Francisco Egon y Guillermo Egon, que ambos eran obispos, le cedieron Fürstenberg-Heiligenberg a él, a cambio de una compensación monetaria.
En 1657, realizó un acuerdo similiar con su hermano mayor, Fernando Federico Egon.
Esto le hizo caer en desgracia a ojos del emperador Leopoldo I.