Vulgarmente se le conoce como harpagófito (planta con garfios en griego) o «garra del diablo» debido a la morfología de sus frutos, unas cápsulas leñosas recubiertas de espinas ganchudas y aceradas.
[2][3] Los metabolitos secundarios mejor conocidos en Harpagophytum procumbens son derivados terpénicos iridoides, característicos del orden Lamiales, que pueden tener diversas funciones como principios activos en Farmacología.
Destaca el Procúmbido un epímero del Antirinósido, el 8-O-cinamoilo o Harpagósido, el 8-O-(4-hidroxicinamoilo) y el Procumbósido, todos ellos presentes en raíz.
Según la Agencia Europea de Medicamentos no existen estudios médicos que avalen tales propiedades, basándose estas únicamente en su uso prolongado a lo largo del tiempo.
[5] Diversos estudios realizados con extracto de raíz en animales indican que posee cierta capacidad analgésica periférica y antiinflamatoria.
[6] Los preparados de este vegetal pueden provocar diversos desórdenes por hipersensibilidad a sus principios activos causando diarrea, vómitos, náusea, dolor abdominal, dolor de cabeza, mareos y reacciones cutáneas.