Guido fue capturado, junto con muchos otros nobles, pero fue liberado cuando cedió la ciudad de Ascalón, un puerto en Palestina.
Pero Guido y Reinaldo de Châtillon, junto a otros cruzados recién llegados, estaban allí para luchar.
La misma Inés se encontraba descontenta con el proceder de Guido y rehusó defenderle.
Sibila se quedó en Ascalón, aunque tal vez no contra su voluntad.
Raimundo III, celoso de mantener su influencia, y su nueva aliada política, la reina viuda María Comneno de Constantinopla, estaban intentando convocar a la Haute Cour cuando Sibila fue coronada reina por el Patriarca Heraclio.
Hunfredo se convertiría en uno de los aliados más próximos a Guido durante su reinado [cita requerida].
En 1187 Guido, contra el consejo de Raimundo III, intentó aliviar el sitio que Saladino había puesto a Tiberíades.
Guido fue uno de los muy pocos cautivos perdonados por los Sarracenos tras la batalla, junto con su hermano Godofredo y Hunifrido.
Luego ordenó la ejecución de Reinaldo[3] semidecapitándolo (Saladino estaba furioso con Reinaldo, porque este había atacado tiempo atrás una caravana en la que viajaba la hermana de Saladino) [cita requerida].
Guido fue encarcelado en Damasco mientras Sibila permaneció defendiendo Jerusalén, pero tuvo que cedérsela a Saladino el 2 de octubre.
Y pronto Guido se unió a una vanguardia de la recientemente llegada tercera cruzada.
En 1191 Guido dejó Acre con una pequeña flota y llegó al puerto de Limassol, en Chipre.
Conrado fue asesinado e Isabel se casó con Enrique II de Champaña.