Guerra ítalo-turca

Italia atacó las provincias otomanas de Tripolitania, Fezán y Cirenaica, que juntas constituyen la Libia actual.

Sin embargo, la vaguedad del texto permitió una administración provisional italiana de las islas y Turquía, finalmente, renunciaría a toda demanda sobre estas islas por el Artículo 15 del Tratado de Lausana en 1923.

[8]​ Estas dos provincias,[nota 1]​ las últimas posesiones otomanas en África,[10]​ estaban gobernadas directamente por Constantinopla desde 1835.

[11]​ El Gobierno italiano no informó previamente a las potencias, para impedir que se entrometiesen.

[27]​[26]​ Al mismo tiempo, intentaron también evitar malquistarse con el Imperio otomano por razones políticas y económicas.

[33]​ Los responsables políticos italianos habían esperado erróneamente que la guerra fuese un paseo militar.

[33]​ El plan italiano consistía fundamentalmente en adueñarse rápidamente de la costa e imponer a continuación la cesión diplomática del territorio, sin incurrir en grandes gastos militares ni tener que ocupar el vasto interior por la fuerza.

[34]​ El interior, desértico y poco poblado, podría ocuparse posteriormente mediante la extensión cuasi pacífica de la nueva administración colonial.

[35]​[39]​[nota 6]​ Los otomanos prefirieron replegarse al interior, dejando la costa a las poderosas fuerzas militares enemigas.

[42]​ Envió varios buques de porte menor —cruceros y torpederos— al Egeo a localizar la flota enemiga.

[47]​ La principal preocupación del Gobierno constantinopolitano era guardar las apariencias y evitar un cesión incondicional del territorio a los italianos, aunque se había convencido de la imposibilidad de conservarlo si no era formalmente.

[52]​ Las autoridades italianas, cohibidas por la opinión pública, habían abandonado la posibilidad, aceptada hasta entonces, de obtener los ansiados territorios africanos mediante un acuerdo similar al austro-otomano de 1878 sobre Bosnia y Herzegovina: soberanía teórica del sultán, pero administración efectiva del ocupante.

[55]​ La Marina italiana dominaba el mar y la otomana no podía hacerle frente.

[21]​ No parecía tampoco probable que ninguna de las principales potencias impidiese la conquista italiana del territorio en disputa o socorriese a los otomanos.

[57]​ Por ello, las unidades italianas tuvieron que limitarse a conservar las ciudades costeras y aprestarse a una larga guerra de conquista del interior ante la imposibilidad de imponer una victoria militar rápida.

[62]​ La solidaridad islámica, importante para el prestigio del sultán en cuanto que califa, también desempeñó un papel destacado en la decisión otomana de resistir la invasión italiana.

[66]​ Más al este la situación era parecida: en Bengasi la guarnición italiana dominaba la ciudad, pero sufría el hostigamiento constante del enemigo, cuyos asaltos tenía que rechazar con la ayuda de los cañones de la armada.

[62]​ Ese mismo mes los italianos hundieron siete pequeñas cañoneras enemigas que habían tratado en balde de llegar al Mediterráneo desde el golfo pérsico y, al quedarse sin carbón, se habían refugiado en el puerto de Kunfuda.

[67]​ Bombardearon el puerto, así como otros del mar Rojo (Yebana, Cheikh Said, Moca y Midy).

[70]​[69]​ El Parlamento elegido ese mes, dominado por los Jóvenes Turcos, nacionalistas, se negaba a tratar con los italianos, pese al estancamiento de la situación militar en Tripolitania.

[72]​ Estas no deseaban que una acción decidida de los italianos precipitase el hundimiento del Imperio otomano y desencadenase una crisis política en los Balcanes.

[77]​ Mientras, en Libia, los italianos, pese al enorme coste que suponía para la Hacienda pública la expedición africana, apenas lograron lentos avances hacia el interior desde sus plazas fuertes en la costa, al precio de cruentos combates con las fuerzas libio-otomanas.

[78]​ Contaban, sin embargo, con unos cien mil soldados, artillería pesada e incluso con algunos camiones y aviones; estos últimos era la primera vez que se empleaban en operaciones militares.

[81]​[77]​ Para permitir a los otomanos salvar las apariencias, el tratado bilateral de paz se mantuvo en secreto.

[81]​ Por su parte, Italia promulgó un decreto anexándoselas, que las potencias se apresuraron a aceptar.

[84]​ Esto supuso dilapidar todas las reservas que el Estado italiano había logrado acumular durante los diez años anteriores.

[89]​ El Reino Unido, que mantuvo buenas relaciones con los sanusíes, los reconoció como Gobierno legítimo del territorio tras la expulsión de los italianos, actitud similar a la francesa.

Muchos libios locales unieron fuerzas con los otomanos debido a su fe común contra los "invasores cristianos" y comenzaron una sangrienta guerra de guerrillas.

Postal italiana de 1911.
Principales operaciones de la guerra
El periódico argentino Assalam sobre los desarrollos políticos tras la ocupación de Tripoli (30 de septiembre de 1911).
Los dirigibles italianos bombardean posiciones turcas en territorio libio. La Guerra Italo-Turca fue la primera en la historia en presentar bombardeos aéreos por aviones y aeronaves.
Tropas italianas disparando contra los turcos en Trípoli, 1911.
Crucero italiano bombardeando buques otomanos en el puerto de Beirut.
16 de mayo de 1912: rendición de la guarnición turca en Rodas al general italiano Ameglio cerca de Psithos. (Del semanario italiano La Domenica del Corriere , 26 de mayo - 2 de junio de 1912).
Delegaciones turcas e italianas en Lausana (1912).