Según Johann von Posilge, ochenta y seis caballeros teutónicos fenecieron de la peste que siguió a la guerra.
[4] Los caballeros rechazaron el arbitraje y el gran maestre teutónico Heinrich von Plauen envió a sus huestes al norte de Polonia.
[6] Las conversaciones fracasaron porque el rey Jogaila exigió que Von Plauen recuperase su cargo y rehusó cualquier pacto.
Se encerraron en sus castillos y evitaron enfrentarse en batalla campal a los polaco-lituanos, pues consideraban que en este tipo de lid estos eran superiores.
[4] Aun así, las disputas territoriales no se resolvieron hasta la firma del Tratado de Melno en 1422.