SOFICO

Dicha sociedad era fruto del impulso de Eugenio Peydró Salmerón, un emprendedor almeriense nacido en 1906 y que, antes del estallido de la guerra civil española, se había empleado en el comercio en Barcelona.Posteriormente se dedicó a diversos negocios: exportación, fabricación de material móvil y más tarde, construcción.El problema era que, en realidad, con la operatoria normal no se reunía siquiera el dinero necesario para abonar los intereses prometidos a los inversores.Esa situación desembocó en una huida hacia adelante y Sofico tuvo que comprar nuevos terrenos y vender los correspondientes apartamentos sin construir para pagar la rentabilidad del 12%, lo que agravó el proceso deficitario.Peydró ordenó diversas medidas para que los compradores y rentistas no se alarmaran, y Sofico siguió vendiendo apartamentos sabiendo que no los podría entregar nunca.El 30 del mismo mes Sofico Renta presenta suspensión de pagos en el juzgado.En esos momentos, el Consejo de las empresas del grupo Sofico que presidía Eugenio Peydró, estaba constituido por las siguientes personas: Por entonces ya habían fallecido Luis Nieto Antúnez, en su momento presidente honorario, y los generales García Valiño, Antonio Gómez Noya y Celestino Aranguren Bourgon que se habían desempeñado como consejeros.[4]​ En mayo de 1976, Eugenio Peydró Salmerón y su hijo, Eugenio Peydró Brillas, fueron procesados por el juez Daniel Ferrer, acusados del delito de estafa, previsto en el artículo 529, número 1, del Código Penal español.Quedaron fuera de cualquier responsabilidad los altos cargos del régimen franquista que integraron la empresa, cuyo procesamiento no fue autorizado por el Tribunal Supremo, "al quedar constatado sin lugar a dudas que la dirección y decisiones ejecutivas de todas las actividades financieras de Sofico las tomaba personal y exclusivamente Peydró Salmerón".