La peste fue una amenaza permanente para Marsella por su relación comercial con el Medio Oriente, en donde la enfermedad era endémica.
El barco llegó a Tiro, en donde completó su cargamento con nuevas telas, probablemente también contaminadas.
La nave se hizo a la mar, haciendo escala en Trípoli para reparar los daños causados por una violenta tormenta.
[10] El 5 de abril, un turco muere a bordo y su cadáver es lanzado al mar.
Esta rada natural, protegida por la isla de Embiez, es un amarradero apreciado por los navegantes desde la antigüedad.
[12] El Gran San Antonio dio la vuelta para dirigirse a Livorno, arribando el 17 de mayo.
Las autoridades italianas prohibieron la entrada de la nave al puerto, haciéndolo anclar en una ensenada protegida por soldados.
Entregó las patentes netas y sólo informó de las muertes ocurridas durante la travesía.
[14] El 3 de junio, la oficina revirtió su posición y tomó una decisión más favorable para los propietarios del cargamento: toda la carga sería descargada en las enfermerías.
La oficina de sanidad se preocupó seriamente y decidió trasladar al barco a la isla Jarre, para quemar la ropa de los fallecidos y enterrar los cadáveres en cal viva.
Estas manifestaciones evidentes aparecerán recién en los ciudadanos, cuando comenzaron a venderse los tejidos procedentes del Gran San Antonio, infestados de pulgas portadoras del bacilo de Yersin.
[17] A partir del 9 de julio, está claro que la plaga se había desencadenado.
[17] Sin embargo, los concejales siguen esperando que se trate de un contagio reducido.
La gente adinerada deja Marsella para refugiarse en sus casas situadas en los alrededores,[18] mientras que los pobladores de menores recursos montan un enorme campamento en la llanura de Saint-Michel (actual Plaza Jean-Jaurès).
A pesar de las medidas adoptadas por el municipio, era imposible cortar toda la comunicación con la ciudad vieja, desde donde se extendía el contagio.
Marsella no fue la única ciudad provenzal atacada por la epidemia, también afectó a Arlés, Aix-en-Provence y Tolón.
Los pequeños municipios cercanos a estas grandes ciudades son alcanzados igualmente: Allauch, Cassis, Aubagne, etc.
[24] En total, la epidemia cobró entre 90 000 y 120 000 víctimas aproximadamente (incluida Marsella) sobre una población de 400 000 personas.
[27] En octubre de 1720, la plaga comenzó a retroceder en Marsella, y las personas se curaban con mayor facilidad.
Esta ceremonia tiene lugar en la Basílica del Sagrado Corazón de Marsella.
[34] Curiosamente, esta pérdida de población se compensó rápidamente en solo tres o cuatro años.
[36] Pero es obvio que la parálisis del puerto produjo un múltiple impacto en la economía regional.