Huelga bananera del Atlántico

El presidente en el poder era el abogado liberal Ricardo Jiménez Oreamuno, de ideas progresistas y que se había enfrentado antes a la UFCo, y la huelga tuvo desde un inicio el decidido apoyo político y organizativo del recién fundado Partido Comunista Costarricense al que pertenecía el mismo Fallas, así como otras figuras como el presidente del mismo Manuel Mora Valverde, el futuro secretario general Arnoldo Ferreto Segura y la escritora Carmen Lyra.

[1]​ La huelga fue una de las mayores en vastedad pues se extendió desde Turrialba hasta la frontera panameña, con epicentros importante en Siquirres, Guácimo y Parismina.

[1]​ La Gran Depresión y la crisis general de las exportaciones del banano habían empezado a golpear las finanzas de la UFCo que decidió dejar la producción bananera a empresarios y finqueros locales y abocarse sólo a la más lucrativa exportación.

Finalmente los resultados fueron mixtos, los patronos y la UFCo accedieron a un salario mínimo, viviendas adecuadas costeadas por la patronal y botiquines de primeros auxilios en los bananales, pero los obreros debieron ceder algunas de sus peticiones también.

[1]​ Joaquín Gutiérrez aborda la misma temática en su novela de 1950 Puerto Limón.