Puerto Limón (novela)

Ante esta situación, Silvano se encuentra en un conflicto interno: por un lado siente lealtad hacia su tío, quien, al ser un finquero, sus plantaciones se ven afectadas por la huelga, pero, por otro lado, simpatiza con los huelguistas y piensa que sus peticiones son justas.

Además, aunque él no está seguro de qué hacer con su futuro, sabe que no sería feliz trabajando en la finca de su tío, lugar adonde lo quieren mandar apenas cese la huelga.

Mientras continúan las tensiones entre peones, finqueros y la compañía bananera, Silvano se va a vivir a la casa que tiene su tío en el centro de Puerto Limón, junto con su tía y su prima, Diana.

En el centro, Silvano conoce a Beto Cortéz, un pretendiente de su prima, quien planea crear un grupo armado contra los peones, idea que va en contra del diálogo que propone Silvano y, por defender esta opinión, él es echado del grupo.

En 2004, la editorial Legado realizó una reedición de la novela, que incluía en su portada la pintura Bananales, del pintor costarricense Teodorico Quirós.

En 2003, Catania volvió a llevarla al teatro, aunque con una puesta un poco más conservadora que la efectuada en 1975.