El militar Sitiveni Rabuka pondría como excusa para los golpes de Estado el peligro que representaba el gobierno multirracial para la mayoría indofiyiana, lo cual es cuestionable teniendo en cuenta las garantías constitucionales existentes.
El Teniente Coronel Sitiveni Rabuka, apartó al entonces Primer Ministro, Timoci Bavadra (elegido tan solo un mes antes, en abril), de su posición y ordenó a los miembros del parlamento que abandonaran el edificio, cosa que hicieron sin oponer resistencia, logrando realizarse con éxito el golpe sin haber perdido vidas.
Rabuka solicitó a Ganilau que reconociera al gobierno golpista y la deposición de Bavadra.
Sin embargo, esto no significó nada y Ganilau cedió a todas las exigencias de los golpistas.
Quedarían abolidas las circunscripción electoral étnicamente asignada y la votación pasaría a ser comunal.
Una nueva constitución sería ratificada en 1990, en la que los puesto de Presidente y Primer Ministro, así como varias posiciones en el senado, quedaban reservadas para indofiyianos.