Los españoles que acudieron al Giro de 1988 no tuvieron demasiado protagonismo.
Durante toda la etapa la lluvia estuvo presente, pero al llegar a la ascensión al Gavia, las condiciones climatológicas fueron terribles, con constante y abundante lluvia, muchísimo frío y nieve.
Durante el mismo, una tormenta estalló y muchos ciclistas se vieron obligados a detenerse como consecuencia de la lluvia y las bajas temperaturas, llegándose a formar hielo en los cambios de marchas o en los frenos.
Sin embargo, la organización decidió permitirles continuar en carrera al día siguiente a pesar de ello.
Breukink y Hampsten aventajaron a todos los favoritos en más de cuatro minutos al final del día; el neerlandés se adjudicó la etapa y el estadounidense se vistió de rosa.