No se podía emplear la palabra economía (cuando «gestión de la casa» tiene justamente este significado), porque ese término que debemos a Xenofón y Aristóteles, ya se empleaba, aunque con un significado estrictamente productivista.
Pero la palabra “geonomía” siguió siendo poco utilizada hasta que Andrés Cholley la empleó en su Guía del estudiante en geografía, publicada en 1942.
[5] En los años 1970-2000 el término fue empleado otra vez por el geógrafo Felipe Pinchemel y por el biólogo ecologista y etologista François Terrasson del Museo Nacional de Historia Natural de Paris, en sus trabajos sobre una concentración parcelaria no destructiva en cuanto a los setos en Francia, y sobre la reconstrucción del entorno en las islas Galápagos.
Tampoco ha sido adoptada en inglés, aunque algunos científicos eminentes como James Lovelock, Stephen Jay Gould o Jared Diamond tengan una aproximación típicamente geonómica.
No obstante, la geonomía es una ciencia en sí misma, a la vez teórica y aplicada, que estudia los usos, el «consumo» y la reacción de los medios, que puede experimentar o preconizar determinadas acciones.
En esta perspectiva, ecología y economía no pueden seguir lógicas contrarias, sino que representan dos aspectos de una misma realidad.
La hipótesis Gaia emitida por James Lovelock y sus colegas, así como los trabajos de Jared Diamond revelan un discurso típicamente geonómico, aunque sus autores no hayan empleado dicho término.
[6] También son bien conocidos los efectos de las grandes epidemias, como la peste negra en Europa en el siglo XIV.