En 1665 dejó la cátedra, regresando a Nápoles donde ingresó en el monasterio de Santa Maria della Sanità, permaneciendo en el mismo hasta su fallecimiento en 1673.
Afflitto es bastante crítico tanto con los que no dan importancia suficiente a los ingenieros, como cuando se presume que una fortaleza es inexpugnable por haberla construido determinado personaje.
Afflitto consideraba el sistema holandés el mejor de todos, no sólo porque era "especulativo", es decir, científico, sino porque se había puesto en práctica con éxito durante muchos años.
En caso de faltar el foso seco, siempre habrá que construir revellines y medias lunas.
La obra concluye recordando una vez más que se ha buscado la brevedad y la claridad en la exposición.