y un área metropolitana de 59,91 m², siendo así la cuarta localidad más poblada del municipio.
[5] Nacida como campamento astur-cántabro, su carácter tribal se mantuvo hasta la llegada del Imperio Romano.
Participará activamente en la Reconquista contra los musulmanes, motivo por el cual se le concedieron diversos privilegios reales.
La localidad albergó órdenes religiosas y con ella, caballeros cruzados, gracias a lo cual se conservan los elementos que configuran su historia.
Aparecerá posteriormente en variados documentos, donde se recoge como Guinizera ya en torno al siglo XVI.
En su base, contiene principalmente pizarras negras y calizas nodulosas rojas o «griotte» (formación tipo Genicera).
[19] El paisaje de la localidad se caracteriza por su extensión agraria, configurando una pequeña llanura en la loma del valle que lo circuye.
Por sus bosques puede verse el oso pardo, que atraviesa sus montes como conexión entre las zonas oriental y occidental de la Cordillera Cantábrica.
[31] Se relaciona con este momento o el anterior un pequeño castro justo encima del pueblo, en El Reboḷḷal, y que ha sido definido como «un recinto casi ovalado, que parece construido a partir de un aterrazamiento artificial, destacando un talud mayor hacia el lado [Oeste]».
Situando la localidad en torno al castro del que hoy se levanta la actual iglesia, vemos que se elevarían tres torres defensivas protegiendo tanto al pueblo como el paso hacia la Collada de Uvierzo, conocida en antaño por algunos como la Collada del Coto, que sería el lugar de reunión para los jueces de los Argüellos en este gran concejo.
Del medievo se cree que fue construido el monasterio en el que en su biblioteca se custodiaban libros escritos en latín, un vía crucis y un cristo románico de plata, los cuales duraron hasta la guerra civil, donde fueron quemados y el cristo saqueado por miembros del bando republicano.
El único elemento original conservado es un escudo heráldico en el zaguán[34] del que se representan varias casas y apellidos: está dividido en seis cuarteles siendo, en este orden los de Tapia, Diez-Vecilla, Conches, Ferreras, Ordás y Argüello.
En la calle central se encuentra Santo Tomás, estando este elevado sobre un cuerpo intermedio y bajo su peana un conjunto de arco ciegos tetrageminados.
Las entrecalles están formadas por arcos ciegos trigeminados en tres alturas diferentes para adaptarse al marco.
Todas las columnas están adosadas al fondo y este a veces presenta relieves en forma de celosías.
A la vigésimo séptima declararon que en dicho lugar no se paga el Servicio Real por ser todos los vecinos del estado de hijosdalgo.
[37] Esta contaba con diez fincas, y disponía de censo sobre otras doce, dando a las huérfanas al casarse una dotación especial.
Varias fincas se vendieron para adquirir una casa en Madrid, en la calle Jacometrezo, que luego fue derribada sin pago de indemnización alguna a Genicera.
Aunque no fuese este uno de los motivos principales, será la gran crisis vivida durante finales del siglo XIX hasta inicios del XX lo que verdaderamente llevará a algunos de sus vecinos a abandonar el lugar, fundamentalmente entre los años 1875 y 1920.
Finalmente, un hecho igualmente notorio pero que no contó con ninguna muerte sería el suceso del Sierro Campanario, donde un soldado republicano opuso una gran resistencia con tan solo una metralleta para evitar el paso de los nacionalistas.
Sirvió el pequeño castro sobre el que se eleva la iglesia como único refugio para los vecinos, los cuales habían perdido a sus animales de ganado al quemarse vivos en las cuadras por aquel incendio.
A pesar de esto, los maquis que se encontraban en Genicera no consiguieron presentar tanta resistencia.
Uno de los sucesos se dio contra este edificio, pues por causas ajenas a la guerra o las ideologías, se intentó dinamitar este establecimiento, huyendo los artífices sin ser capturados al esconderse bajo el Puente del Margal, junto a la casa del cuartel.
Al final todo cayó en saco roto y el pueblo vería fracasado su plan de autoabastecimiento eléctrico.
Finalmente, en 1966 se instalaría la red eléctrica de uso público, en 1968 llegaría por primera vez a este pueblo el agua corriente y la línea telefónica en 1969.
[52][53] Genicera fue viendo cada vez más el efecto producido por el éxodo rural que dura hasta hoy en día.
Esta, sirvió como hogar a muchos vecinos del pueblo durante la guerra civil tras haberse quemado la mayoría de las casas.
[69] Igualmente, a su lado septentrional, también pueden verse afloramientos rocosos que sirven para este deporte, aunque de un nivel más bajo, pues su altura es menor, aunque son paredes que están al 100% de la pendiente.
Hacia el suroeste, una collada da paso a los amplios puertos de Sancenas y al oeste, otra collada conduce a la choza, y la ruta continúa hasta la Peña del Sumidero o Peña'l Sumidero ['peɲäl̪ su̟mi'ð̞eɾo̞], donde un pequeño arroyo desaparece para continuar su curso bajo tierra.
Mantiene en verano un frío estival en días de poco sol y en invierno recibe grandes nevadas que impiden prácticamente el paso hacia la choza.