Se desempeñó como comandante militar, diplomático en Italia y gobernador de Navarra.
[3] A su llegada a la Nueva España tuvo que conocer de los procesos y ejecuciones a consecuencia del juicio contra Martín Cortés, marqués del Valle de Oaxaca, acusado de conspirar contra el rey Felipe II.
[4] Peralta llegó a la Ciudad de México en una atmósfera tensa.
[4] Durante su gestión abrió un hospital para ancianos, inválidos, convalecientes y locos.
Ellos le ordenaron al virrey Peralta regresar a España para explicar su conducta, pero después fue residenciado y absuelto.