Comenzó a servir en 1606 en las galeras a las órdenes de su padre y llegó a ser, en 1623, capitán general de las galeras de España.
En este cargo, participó en la defensa de Cádiz de 1625 y obtuvo una gran victoria contra Francia en Santa Margarita y San Honorato (1636).
Se negó a aceptar el cargo de teniente de general de la mar hasta que Felipe IV no hiciera efectivo este nombramiento.
Su negativa le lleva a ser procesado por desobediencia al monarca y a enfrentarse al Conde-Duque de Olivares.
Tras la caída del valido, fue repuesto en sus cargos y añadió 400 000 ducados a su hacienda, como recompensa por haber sido castigado sin formación de causa.