Gabriela Mansilla
Durante los dos primeros años fueron criados como varones, según las costumbres en materia de vestimenta, colores, juegos y tratamiento.Antes de cumplir dos años, Manuel comenzó a mostrar disconformidad con ser tratado como varón.Gabriela y el resto de su familia adoptan desde entonces una actitud contenedora y comprensiva frente a la identidad femenina que asumía la niña, en tanto su esposo, presionado por un sentimiento de homofobia se resistía a aceptarlo.[2] La madre recurrió entonces a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner quien, en 2013, dejó sin efecto la decisión judicial de negarle el documento femenino, para proceder a emitir un nuevo documento, reconociendo su identidad autopercibida, cumpliendo con la ley sancionada el año anterior.[2][3] De este modo Luana Mansilla se convirtió en la primera niña trans del mundo en ser reconocida por el Estado con la identidad de género acorde a la percibida sin sentencia judicial que lo ordenara.