Gabriel de Ávila

Ante tal desgracia y sin otra alternativa, dejando a los muertos a merced de la indiada, el barco sigue su rumbo y Gabriel del Ávila decide quedarse en la Provincia de Venezuela e integrarse en la vida castrense del proceso conquistador, avecindándose de momento en El Tocuyo y sumándose a los conquistadores que pueblan aquella comarca.

Por esta razón desembarcó en Catia para saludar al capitán Luis de Narváez que le habían informado que se encontraba por aquellos parajes intentando pacificar a la indiada.

García de Paredes desconocía que había muerto el capitán Narváez y el centenar de soldados que le acompañaban cuando iban a cumplir una misión pacificadora en el territorio de los indios “caracas”; desembarcó en Catia y envió a unos indios de la zona para que avisaran a Narváez.

Fundada Caracas, es asediada a diario por las tribus comarcales que, defensores de sus costumbres ancestrales, no permitían que unos invasores vinieran a someterlos y privarlos de la milenaria libertad que disfrutaban.

Pero si los indios deseaban sacudirse el yugo de la opresión invasora, por otro lado los españoles peleaban por defender y perennizar la ciudad que habían fundado con tantos inconvenientes y sacrificios.